Borja fue el primer municipio en sumarse al proyecto fluvial con La Estanca y, actualmente, tras convocar una mesa de participación ciudadana en 2016 sigue su curso pendiente de emplazar una segunda y última mesa para notificar al conjunto de la ciudadanía las decisiones tomadas respecto a sus posibles usos así como la reglamentación que los regulará.
Agón y Bisimbre fueron los siguientes en acordar conjuntamente la necesidad de trabajar para mejorar el entorno de la laguna de Plantados y laguna de Agón. Se trata de dos humedales de origen endorreico de gran interés por la vegetación halófila (pastizales, juncales y matorrales) que rodean las lagunas. En periodos de aguas estancadas las lagunas son aprovechadas por numerosas aves acuáticas, sobre todo durante los pasos migratorios. El conjunto de estas características es lo que ha permitido que estos humedales sean considerados Espacios Protegidos de la Red Natura 2000.
Por ello ambos municipios han convocado su primera mesa de participación ciudadana para recoger las inquietudes y sugerencias de la población sobre las posibilidades de estas lagunas. Será el próximo día 30 de junio a las 10:00 hrs. en la bodega municipal de Agón, coincidiendo con el Día del Paisaje de la Comarca Campo de Borja. La Ruta de la Garnacha, como entidad que gestiona el Plan de Turismo Fluvial, participará con el fin de establecer un plan operativo que permita coordinar, entre técnicos y población, el desarrollo deseado y amparado por la legislación de dichos espacios protegidos. Actualmente existen unos equipamientos (paneles, señalización, hide, etc.) donde la falta de mantenimiento y los sucesivos actos vandálicos al que, lamentablemente, se ve sometido este tipo de mobiliario, ha restado importancia a un enclave natural de primer orden en el territorio del Campo de Borja y Ruta de la Garnacha.
Al igual que la Estanca estos humedales encuentran un valor añadido si tenemos en cuenta que en sus inmediaciones existen grandes extensiones de viñedos, y en el caso de las lagunas de Agón y Bisimbre incluso una bodega en sus proximidades. La puesta en valor de un espacio natural de la mano del enoturismo y de la cultura del vino es el mejor ejemplo de cómo el turismo del vino marida perfectamente con el desarrollo de otras propuestas de desarrollo turístico que, todas juntas, perfilan el producto turístico de un territorio que se da a conocer al mundo bajo la marca Garnacha.
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