La historia de Tabuenca resuena con voz propia en toda la Comarca. Su fundación por los celtíberos se debió a las cercanas minas de hierro conocidas como Tabuca por los romanos. Uno de los muchos tesoros que ha ofrecido Tabuenca a lo largo de su historia.
El legado milenario de Tabuenca convive con la tecnología más moderna, que permite obtener los mejores regalos de su tierra. La gastronomía local incorpora estos frutos para ofrecer delicias que enamorarán a todos los paladares.
Por la sangre de los tabuenquinos corre el vino, una de las mejores fragancias que pueden disfrutarse en toda la Comarca.
Tabuenca es una experiencia que nunca olvidarás. ¿A qué esperas para disfrutarla?
Por las calles de Tabuenca resuenan los ecos de la tradición, una melodía que marca la vida diaria de los vecinos y mantiene su identidad intacta.
Las fiestas populares de Tabuenca se celebran el 20 de enero en honor a San Sebastián y el 8 de septiembre en honor a la Virgen del Niño Perdido. En ambas ocasiones se realizan actividades populares que reúnen a todos los habitantes.
Desde la plaza hasta el Arco de la Villa, perduran las mismas bromas y comentarios sobre la cosecha que podían escucharse hace siglos. La tecnología ha facilitado el trabajo pero no ha eliminado la magia de cultivar la tierra.
La historia de Tabuenca no cabe en su recinto amurallado, sino que se desborda por los alrededores salpicando de pequeños tesoros su entorno natural. Prueba de ellos son las cuatro ermitas que se sitúan a las afueras del municipio; sus estilos y épocas diferentes conforma un singular paseo por el tiempo.
Tras la Reconquista por parte de Alfonso I el Batallador, Tabuenca no perteneció a órdenes militares ni el Monasterio de Veruela. A diferencia del resto de poblaciones de la Comarca, Tabuenca fue íntegramente repoblada por familias cristianas. Esta peculiaridad se plasma en la rica arquitectura civil de la época, entre la que destaca la Casa Consistorial, edificada en el s.XVI.
Tabuenca es cuna del mejor vino, amparado bajo la Denominación de Origen Campo de Borja. Las bodegas Mareca y Palmeri Sicilia, además de la Cooperativa de Nuestra Señora del Niño Perdido, contribuyen a difundir El Imperio de la Garnacha. Junto a estas grandes producciones conviven pequeñas bodegas de particulares que producen unas fragancias de sabor único.
Aunque no cuenta con grandes extensiones de olivos, el aceite también está presente en la vida cotidiana de los tabuenquinos. Solo las mejores aceitunas de la zona se utilizan para elaborar el Aceite Sierra del Moncayo, un néctar dorado que ha conquistado a aficionados y expertos.
La gastronomía de Tabuenca sabe a pasión y sabiduría, una actitud vital destilada a lo largo de sucesivas generaciones. Los vecinos vuelcan su corazón en sus pequeños huertos y la tierra les devuelve un sabor único: la naturaleza nunca ha sabido mejor.
A pesar de sus raíces milenarias, en Tabuenca también hay espacio para la innovación. Los establecimientos de la región ofrecen nuevas lecturas de platos tan característicos de Aragón como el rancho o el ternasco. Todos los sabores portan la misma huella: la identidad única de Tabuenca.
La naturaleza ha pintado un singular retablo en Tabuenca. En su término municipal pueden disfrutarse variados parajes de gran belleza como la Peña de las Armas, el Cerro Galiana y la Cañada de la Cueva.
Mención aparte merece los Arcos de Valdarcos, un refugio rocoso en el que se encontró un grabado rupestre que representa un bóvido, quizás del Paleolítico Superior. En 2002 fue declarada Bien de Interés Cultural.
Tabuenca pervive a los pies del cerro conocido como Calvario. Su peculiar silueta se recorta contra el cielo creando una estampa muy atractiva para el visitante. Sus colores varían según la época del año, por lo que es un espectáculo al que hay que regresar con frecuencia.
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